¿Motivación o compromiso? La historia de 25 litros que enseña más que mil charlas.
Una anécdota de Jorge con su hija que demuestra por qué los pequeños detalles y el compromiso sin recompensa inmediata marcan la diferencia. Imperdible.
25 litros al futuro.
Y no, no son de agua.
No lo leas.
En serio.
Es solo una tontería que me ha pasado hoy.
Vuelve a Instagram.
Sigue haciendo scroll como un zombi.
25 litros.
¿De qué?
Te cuento:
En el cole de mi hija están recogiendo aceite usado.
Para donarlo a una fundación que hace jabones.
Hasta aquí, todo correcto.
Para motivar a los niños, ponen un premio:
la clase que más recolecte gana una excursión al parque acuático.
Hasta aquí… también bien.
Bueno, volvemos a lo de siempre:
si no motivas, no lo hacen.
Es el momento que nos ha tocado vivir.
Y vale, lo entiendo.
Pero te dejo esto aquí por si quieres entrenarlo:
Haz cosas sin tener una motivación o recompensa.
Porque esa también es una criba del universo.
Y separa a los que lo hacen…
de los que se esperan a estar motivados.
Pero a lo que iba.
En mi casa, no freímos.
De nunca.
No hace falta explicar por qué.
(AOVE en vena, eso sí.)
Entonces, ¿cómo aporta Allegra su parte?
Buscándose la vida.
Llama a un amigo de la familia que tiene restaurante.
Le explica la campaña.
Y le pide aceite.
Y él, claro… responde.
25 litros. Ni más ni menos.
Hoy he ido a recogerlo al “Chiringuito Amillo” en Torremolinos.
(Por cierto: parada obligatoria. Pescaito, sardinas bien espetás y arroz del bueno.)
Y luego se lo he llevado a clase.
Los niños se han levantado a aplaudir.
(A mí no, a ella.
Y como padre, orgullo.
Son detalles que suman mucho.
Si eres papá, sabes de lo que hablo.)
Literal.
Y no por el premio.
Sino porque Allegra confió en que su padre lo haría.
Y lo hice. Con pereza, con lío, con todo.
Pero sabiendo que a ella esto le iba a sumar.
Mucho.
No sé si ganarán la excursión.
Se rumorea que otra clase empezó una semana antes.
Van muy por delante.
Pero… ¿y si esto provoca un efecto dominó?
¿Y si la semana que viene todos empiezan a traer garrafas?
Quién sabe.
Lo que sí sé es esto:
Cada uno tiene que dar su máximo.
Innegociable.
La recompensa puede ser instantánea o no.
Pero llega.
Y si no llega… también ganamos.
Porque esa fundación hoy tiene 25 litros más.
Porque una niña entendió que cuando no puedes…
no te paras. Buscas otra forma.
Podríamos haber dicho:
“No usamos aceite. No vamos a molestar a nadie. Ya está.”
Pero no.
Porque los detalles… son los que marcan la diferencia.
Por eso hay gente con más o menos éxito.
Porque unos buscan excusas…
y otros, garrafas.
Seguimos, Férrikos!
— Jorge

Jorge Cárdenas
Padel Pro Coach.
Entrenar te mejora. El propósito y la mentalidad te transforman.