Lo que nunca deberías decirle a tu hijo en un partido

Una frase desde la grada que me atravesó. Una reflexión necesaria para cualquier padre o madre que acompaña a un jugador.

No le digas eso nunca más

Estaba entrenando.
 Partido de menores.
 Calor.
 Gritos.
 Competición.

Nada fuera de lo normal…
 Hasta que escuché una frase desde la grada que me atravesó.

Un padre, tras un error de su hijo, gritó:

“¡Siempre igual, es que no sirves para esto!”

Me dio un escalofrío.
 No tanto por las palabras.
 Sino por cómo las dijo.

Como si fuese una verdad.
 Como si estuviese cansado de que su hijo no cumpliera las expectativas.
 Como si el fallo fuera personal. Imperdonable.

El niño bajó la cabeza.
 No respondió.
 No se quejó.
 Solo siguió jugando.

Pero algo cambió.
 Ya no jugaba para disfrutar.
 Ni para aprender.
 Jugaba para no fallar otra vez.

Y cuando juegas para no fallar…
 Ya estás perdiendo.

Me acerqué. No grité. Solo hablé.

No suelo meterme.
 Cada familia, cada niño, cada padre… es un mundo.

Pero ese día me acerqué al padre.
 Y le dije, sin levantar la voz:

“No le digas eso nunca más.
 Aunque lo pienses. Aunque estés frustrado.
 Porque él no lo va a olvidar.
 Y tú tampoco.”

No sé si me escuchó.
 No sé si me creyó.
 Pero necesitaba decirlo.
 Y hoy necesito escribirlo.

Lo vemos cada semana

Cada torneo.
 Cada grada.
 Cada mirada de un niño buscando aprobación donde solo encuentra tensión.

El problema no son los errores de los niños.
 El problema es cómo reaccionamos los adultos.

Mira cómo respira

Los niños no necesitan más presión.
 Necesitan alguien que confíe en ellos cuando ni ellos mismos lo hacen.

Así que si eres padre, madre, entrenador, tío, primo o simplemente estás ahí:

Mira cómo respira.
 Mira cómo mira.
 Mira cómo necesita apoyo, no castigo.

Lo demás, llega solo.

Seguimos.

— Jorge