¿Hace falta un psicólogo… o hace falta otra cosa?

Jorge Cárdenas abre un melón grande sobre el papel de los psicólogos en el deporte. Reflexión directa, sin filtros y desde dentro.

Los psicólogos son los que menos saben de psicología

Ojo.

Se vienen curvas.

Vamos a abrir un melón.

Los psicólogos —en el deporte— son los que menos saben de psicología.

¿Generalizo? Sí.
 ¿Provoco? También.
 ¿Tengo mis razones? Te cuento.

Durante 15 años no tuve psicólogo en el equipo.
 Todo me lo chupaba yo:

La frustración del jugador,
 el miedo antes de competir,
 la ansiedad de los padres.

Y sí… desgasta.
 Llegas a casa sin ganas de hablar.
 Vacío por dentro.

Hace cinco años empecé a trabajar con profesionales.
 Aprendí cosas buenas.
 Tienen herramientas útiles.

Pero el problema no es la herramienta.
 Es cómo la usan.
 Y lo que deciden callarse.

(Aun así, seguía llegando agotado.)

Muchos acaban diciéndole al jugador lo que quiere escuchar.
 Y eso no va conmigo. Voy de cara.

Con respeto, sí.
 Pero sin disfrazarlo.

Para ser extraordinario, hay que hacer cosas extraordinarias.
 Y eso no siempre gusta.

Ser así desgasta.
 A los demás. Y a mí.

Por eso ahora estoy en otra etapa.
 Pensando más en mí. En los míos.
 Porque anteponer siempre a los demás…
 te pasa factura.

Tengo tantas batallas como canas.
 Y sí, tengo títulos. Finales perdidas. Fotos con fans. Autógrafos.

No lo digo yo, lo dicen los datos.
 Algunos de ellos me hacen sentirme orgulloso.
 Muy orgulloso.

¿A qué precio? Eso es otro tema.

Puedo hacer competitiva a cualquier pareja.
 Pero lo difícil… soy yo.

Lo veo claro:
 Hace falta alguien en los equipos que diga lo que toca.
 Mejor dicho, hace falta que todos los del equipo digan lo que toca.
 No lo que gusta oír.

No un psicólogo (que también, para que me entendáis).
 Una persona con verdad.
 Con implicación real.
 Con perspectiva.

Porque meditar, respirar o hablar mal de tu compañero…
 no es psicología.

Es llorar sin plan.

Y esto, si quieres llegar,
 no va solo de pañuelos.

Seguimos.

— Jorge

P.D.
El mejor psicólogo que tuve… me miró a los ojos y me dijo: “espabila”.
(No tenía el título de psicología... aún xD)