Esto no es la crisis de los 40… ¿o sí?

Jorge Cárdenas reflexiona sobre una promesa que se hizo cuando dejó la carrera por el pádel. Una historia de obsesión, propósito y libertad.

Esto no es la crisis de los 40… ¿o sí?

Hola :)

Esto no es la crisis de los 40.
 ¿O sí?

No lo sé.
 A lo mejor tú ya la pasaste y me dices que sí.
 O a lo mejor tendría que ir al psicólogo para que me lo diga.
 O para que me recete algo.
 O para que me diga lo que les dice a todos los que tenemos la suerte de llegar a los 40.

En fin.
 El 15 de junio es el día.

¿Mi cumpleaños?
 No.
 El día que decidí dejar la carrera para dedicarme al pádel.

Competir.
 Entrenar.
 Vender palas.
 Crear una escuela.

Porque no me veía en una oficina.

Según mi madre, siempre fui muy activo.
 (Intenso e inagotable, decía ella. Con cariño. Creo.)

Y con los años —como mi hermano— cuando algo nos obsesiona…
 nos volvemos enfermos.
 Enfermizamente constantes.

Un psicólogo me dijo una vez que esa obsesión no era sana.
 Porque cuando quiero algo… no paro hasta conseguirlo.
 Y tenía razón.
 Lo conseguía.

Cuando dejé la carrera, me prometí una cosa:
 Que a los 40 no quería depender de dar 10 horas de clases al día para “vivir bien”.

O mejor dicho:
 Para trabajar bien.
 Porque 10 horas en pista… no sé si luego da para vivir bien.

Vivir bien para mí no es ir en un Porsche.

Esa frase me ha perseguido desde entonces.
 Una obsesión.
 Una meta.
 Una idea que me repetía en silencio mientras trabajaba doce horas en pista.

Y hoy, que me acerco a los 40… se está cumpliendo.

Vivo bien.

Ahora no tengo una estructura de horas fijas.
 No tengo 200 alumnos.
 No tengo jugadores profesionales.
 Tampoco tengo padres esperando explicaciones.

Y aún así…
 sigo generando.
 Sigo impactando.

Estoy bien.
 Mejor que nunca.
Te tengo a ti.

(Si recuerdas el email de “Si eres de muchos, no eres para nadie”, ya vas viendo cómo se unen los puntos. Brutal. Ya lo dijo Steve Jobs.)

¿Fracaso?
 ¿Casualidad?
 ¿Causalidad?

No lo sé.
 Pero sé que el 15 de junio, todo esto cobrará más sentido.
 O no.

Porque en el caos, me manejo bien.
 Caos, orden, caos, orden...
 Así es como se crece.

Y como tú estás dentro de esta lista, te lo contaré antes que al resto.
 Porque si estás aquí, es porque formas parte.

Seguimos.
 — Jorge

P.D.
Si quieres que algo suceda, tienes que compartirlo.
Por eso te lo cuento ya.
Porque los sueños, si no los compartes… se te olvidan.