Te van a fallar. Y lo sabes

Como entrenador, darás más de lo que recibes. Aprende a sostener la ingratitud, fortalecer tu mentalidad y seguir liderando con propósito.

Explotó.

Mi cabeza.

Literal.

Cuando escuché esta frase, lo entendí todo:

“No ayudes a nadie, hasta que no estés preparado para soportar su ingratitud.”

Boom.

La realidad de entrenar

A todos nos ha pasado.

Entrenas a un jugador.
 Le das más horas de las pactadas.
 Te lo llevas a entrenar con mayores.
 Le corriges fuera de clase.
 Le respondes los domingos.
 Le regalas más de lo que te pide.

Y un día… se va.
 Sin mirar atrás.
 Sin dar las gracias.
 O peor: criticando.

Y tú te quedas ahí.
 Con el nudo en la garganta.
 Pensando:

“¿Para qué hago todo esto?”

La respuesta

Lo haces porque entrenar también es amar.
Y amar duele, sí.
Pero también enseña.

Por eso esta academia no va solo de pádel.
 Va de fortalecerte por dentro.
 Para aguantar eso.
 Para seguir aportando cuando los demás solo esperan resultados.
 Para no romperte… aunque te rompan.

El aprendizaje

Si quieres formar a otros, primero te tienes que formar tú.

Para aguantar.
 Para sostener.
 Para liderar.

Porque lo que haces vale más de lo que crees.
 Y si ellos no lo ven…
 que no sea porque tú no estás preparado para soportarlo.

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